Expedición Kurdistán

Pueblo kurdo, solo puedo tener palabras de agradecimiento para este pueblo fuerte y guerrero en “paz…”

Curiosa la forma en que se planteó esta expedición ARSUARA, estando en el campo 1 del Damavand (Irán), apareció mi amigo kurdo guía Orhan, definitivamente nada es casual pero si causal, estaba guiando a otro grupo y venían del Ararat. Para entonces yo estaba muy frustrada porque no había podido ascender la cima del Damavand, por razones aún poco claras diría yo, una expedición llena de trabas, tabúes, impedimentos morales, físicos y una desgracia que pudo acabar en tragedia…

Recuerdo que Orhan me dijo que su pueblo los kurdos, no eran como los iranís, (aclaro que lo que cuento es mi vivencia y creo que al final tuve mala suerte… o no…) tengo que reconocer que no le creí hasta que estando allí lo viví en persona.

Acompañada del mejor equipo que se podía llevar, diré que la expedición ARSUARA ha sido para recordar gratamente e incluso volver.

Mi equipo: Toñuco el operador de cámara, madre mía vaya humor, de los buenos, de esos que suelta una de las suyas a esas alturas, con frío, nieve, viento y hasta te hace reír que merito tiene el tío. Alberto, mientras la mayoría hablábamos a la hora de las comidas él ni pestañeaba, pero donde lo metías niñoooo, esos abrazos me derretían. Guillermo, el hombre silencioso, sensato y que todo le parecía bien que suerte la mía de encontraros en el camino. Pablo el doctor, mi binomio de pernocta en el hotel y tienda de campaña con nieve, hielo y en seco, el hombre sabio que supo poner palabras técnicas de una persona con vocación para hacerme cambiar la cabeza a bien. Kike bufffff… el hombre tranquilo, mi sensei, reitero lo que ya he dicho en muchas ocasiones, lo llevas en la sangre, como tu ninguno para animar y comprender… GRACIAS A TODOS porque durante esas semanas cuidamos los unos de los otros y fuimos una familia.

Me piden sinceridad y seré sincera, efectivamente y por suerte nada que ver con uno de sus países vecinos, este reto consistía en subir las cimas de los tres volcanes más altos del Kurdistán turco, el Artos, el Suphan, (Nemrut lo añadimos a última hora), y el Ararat que por causas meteorológicas nos quedamos a unos metros de la cima eso sí que no estaba en nuestra mano, ningún guía de las expediciones que estábamos allí en el campo base a 3.300m recordaba unos días así, agua, nevadas por el día, por la noche, hielo, temperaturas que rondaban los -8º/-10º, muchísimo viento y el sol brilló por su ausencia, cuando parecía que el día despejaba saliendo de entre las nubes el cielo azul y un rayo de sol, de repente volvía a cubrirse de amenazantes nubes que soltaban todo lo que traían encima de nosotros.

Se supone que para esa época del año teníamos que salir desde el siguiente campo a 4.200m y de ahí atacar cima, pues bien, nada más lejos de la realidad ya que la nieve y el viento nos lo impidieron, otra expedición (rusa) tuvo que bajar al igual que nosotros, en mi caso con principios de hipotermia y unas horas antes que los demás.

Quiero aclarar que él no conseguir esta cima, no me supuso frustración como en Irán mas que la justa por estar tan cerca y que las condiciones meteorológicas no lo permitieran, el resto de las cimas incluida el Nemrut que no entraba en los planes fueron luchadas y conseguidas.

Suphan, quiero destacar esta cima porque fue la que me costó 11 horas, y un quebradero de cabeza o más bien una vuelta de tuerca que giró al lado contrario, lo bueno, el equipo que llevaba conmigo todos pusieron su granito de arena para conseguir esta cima.

La parte sanitaria y educativa transcurrió rapidísimo, como se nota cuando te gusta lo que haces, las horas parecen minutos. Desde los pacientes del doctor, hasta los niños que encontrábamos en la calle, trabajando con sus padres en vertederos, pastoreando… pudieron recibir ayuda médica, juguetes o material escolar, pasamos jornadas inolvidables rodeados de niñas y niños con sonrisas eternas cada vez que sacabas un balón, una cuerda de saltar o los aros (hula hoop) que me recordaban a cuando yo era pequeña y disfrutaba lo mismo…

Qué contar de las comidas, madre mía creo que en pocos países he comido tan bien como en esta tierra, en concreto en Dogubayazit. Ni que decir en el tema dulce, mi perdición y mi droga, esos pastelitos con frutos secos, miel, esa pasta tan fina que se rompía con la mirada, un espectáculo de sabores para el paladar más goloso (el mío).

En resumen a día de hoy puedo decir, que es una de las expediciones para recordar con más cariño de las que he hecho hasta ahora.

Y como ya es habitual, en Octubre 2023 estrenaremos el documental donde ha quedado plasmada toda esta aventura. Recorreremos todo el país mostrando una realidad diferente.

*Recordar que lo que se recauda en esta charla/proyección/coloquio, va destinado a desarrollar la parte social del siguiente proyecto. Desde aquí agradecer a todos los que nos llaman para proyectar en su municipio esta aventura no solo deportiva.

NAMASTE