Damavand - Irán
Damavand, el volcán más alto de Asia, una pirámide que en principio no tenía que haber tenido una excesiva dificultad, se convirtió en un reto no solo físico, también lo fue moral.
Esta expedición ha sido bastante diferente a las anteriores, describiría la vuelta como agridulce.
Hacer una cima nunca es fácil, pero si a eso le añades factores externos humanos lo hace aún más frustrante. Me quedaré con una frase que publicó Pipi Cardell (ella fue la operadora de cámara que me acompañó en esta expedición) SUBIMOS HASTA DONDE NOS DEJARON…
Después de varias incidencias en el ascenso al DAMAVAND, hay una que resaltó por encima de todas… pero lo importante esta vez, ha sido el volver todos sanos y que todo quedara en un gran susto. Esto lo podéis escuchar en vivo, en las conferencias que ya están recorriendo toda España.
En la parte cultural, descubrimos una religión en la que también ahí los hombres y las mujeres tienen sus separaciones físicas a la hora de venerar, rezar y hacer culto a sus dioses, lo pudimos comprobar grabando en una de las mezquitas más impresionantes de Teherán.
La solidaridad al igual que en las otras expediciones, formó parte de esta aventura, esta vez compramos ropa en los bazares de Teherán para entregársela a hijos de los pastores afganos que viven en las laderas de las montañas de forma ilegal.
Irán ha sido un país espectacular visualmente, cordilleras interminables se fundían con laderas y praderías verdes llenas de jinetes detrás de rebaños de ganado. Campos llenos de amapolas de colores que contrastaban con las cumbres nevadas de las montañas.
Reino persa donde la historia sigue viva…